viernes, 29 de noviembre de 2013

¡Les presento a mi protagonista! (Aunque me la agarraron un poquito ocupada XD) Parte 1

Haciendo lo que mejor sabe hacer...
Su nombre es Jacinta Milagros Ramos. El "Milagros" no está escrito en su acta de nacimiento. Nacida un 3 de noviembre y casi muerta por las mismas fechas tan sólo siete años después.
Es una criaturita curiosa, mi cazadora. Muy bajita (1.50 y eso exagerando ya en etapa adulta), tiene un instinto materno muy marcado y precoz. Inteligente pero no muy habladora, es buena estratega (un amigo suyo le enseñó las reglas básicas del ajedrez y después de tres o cuatro derrotas consecutivas, después ya no hubo manera de ganarle). Tiene una memoria excelente y excelente intuición sobre en quién puede confiar que sólo le ha fallado 1 vez (y pueden imaginarse quién fue el error)
No sonríe nunca, pues está convencida de que ese gesto, cuando sale de ella, le trae mala suerte a sus seres queridos (todo por una larga cadena de malas coincidencias), pero eso no quiere decir que no tenga sentido del humor... De hecho es medio llevadita, aunque claro, depende el sapo es la pedrada que le tira.
Tiene una paciencia que parece infinita con sus hermanos pequeños, a los que presentaré más adelante y se adapta rápidamente para ellos: Con el menor, Paco, es tierna, tranquila, un tanto calmuda, de mucho juego mental, cuentos, y retos de ingenio. Con el mediano es cariñosamente tosca, porque así le gusta a aquél, le entra con habilidad a las luchitas y a los retos de fuerza, a las cosquillas chilla-risa y a los zarandeos. A veces tiene que pararle el carro a aquél porque Quique a veces muerde o suelta chispas, da razguños y golpes o patadas algo manchadas. 
De las presas su parte favorita son las cabezas y los brazos. Su comida favorita (de la normal) son las naranjas, las piñas, los duraznos, las uvas, todos los lácteos y sigue descubriendo cosas. La comida que odia es el huevo, que incluso nomás de mentárselo, le causa náuseas.
De su modus vivendi, su parte favorita es pasearse por el Mictlán cuando duerme profundo y cuando salva una vida inocente. Lo que más odia de su trabajo es hacer tlaloques.
...
Y por el momento hasta aquí los dejo con la ficha técnica, aunque todavía faltan cosas. Acepto preguntas que quieran hacer, más adelante incluso podríamos hacerle una pequeña entrevista ¿Qué opinan? Haré encuesta.
Buenas noches y hasta la otra ¡Los quiero!

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Volviendo al Tema. Cazadora de Lloronas.

En mi historia manejo seres clásicos de la mitología mexicana, pero los he hecho evolucionar tal y como los seres humanos como ustedes y como yo, hemos ido evolucionando desde la época prehispánica.
Las primeras son obviamente, aquéllas que dan nombre a la historia: Las Lloronas.
Hay malas y hay buenas, lo cual puede comprobarse fácilmente al escuchar la tradición oral popular en cualquier parte a lo largo y ancho del país: siempre encontrará uno la historia de la mujer que por celos, una traición o incluso por locura, acaba con la vida de un inocente, en este caso, su propia descendencia. Éstas son las lloronas malas, denominadas Chocaccíhuatl (Literalmente, se traduce como mujer-que-llora). En "Cazadora de Lloronas", las infanticidas se convierten en éstos fantasmas prófugos del castigo divino y continúan vagando por la tierra de los vivos cazando y alimentándose de las almas puras de más niños.
Las lloronas buenas son denominadas Cihuanteteo (Que se traduce como mujer-diosa) y son las almas en pena de las mujeres que, al contrario que sus contrapartes malvadas, han ofrendado su vida por la de un inocente y que en su caso, siguen en nuestro plano por diversas razones, como cualquier fantasma: algún asunto sin resolver, preocupación y cuidado de sus amados sobrevivientes y en el caso de las que salvaron a un niño ajeno, en ocasiones sólo buscan un gesto de gratitud que las ayude a encontrar la paz, sabiendo que hicieron un bien. En lo que encuentran su manera de cruzar, el trabajo de las Cihuanteteo es el ser guardianas, ángeles protectores de los niños y niñas. No me refiero siempre a seguir salvando vidas, sino a que si el camino de ésa criatura es la muerte, ellas se encargan de que sufran lo menos posible. En el caso de niños menores a 7 años (que es cuando en la época prehispánica daban su nombre definitivo a los infantes), el trabajo de las Cihuanteteo es transformar las almas de los pequeños difuntos para que resurjan como Tlaloques, seres de los que hablaré más adelante.
Yo inventé a los Cazadores de Lloronas porque me quedaba la duda de lo que ocurría a un niño que sobrevivía a un atentado de tal magnitud contra su vida.
De por sí es fuerte, difícil de digerir el que alguien trate o consiga matar a un niño (más para el niño mismo), resulta todavía más intenso si la perpetradora de tal crimen es la persona que más debería amarte por naturaleza. La cosa se complica cuando el pequeño está aparentemente "más para allá que para acá" y las Cihuanteteo se lanzan a iniciar la metamorfosis de la joven alma mientras ésta aún se encuentra en agonía. Si el pequeño sobrevive, entonces se transforma en un ser con alma de Tlaloque, que son los fantasmas de los niños menores de 7 años y que se encargan de hacer lluvia y truenos al servicio de Tláloc. El problema principal es que a diferencia de los Tlaloques de verdad, los sobrevivientes no tienen alas, no tienen armas (el mecate de hacer truenos o el cántaro para hacer lluvia) y por ser un poco fantasmas, su presencia resulta poco a poco cada vez menos retenible en la memoria de la gente normal.
El que estos Tlaloques frustrados no tengan las armas o aditamentos naturales de su condición, no los hace indefensos ni vulnerables, pues desarrollan sus propias armas: aprenden a manipular el ectoplasma que ahora forma parte de ellos  para convertir sus manos en garras fantasmales... Su trabajo es encontrar al fantasma de su progenitora y el de cualquier otra alma maldita y acabar con ellas. Se las comen.
No son seres normales y no están bien de la cabeza (al menos, la mayoría de ellos). Pierden poco a poco la capacidad de comer como la gente normal y digieren a sus presas ingiriendo cosas que para la gente normal pueden resultar tóxicas, cada uno tiene características y poderes distintos, difícilmente hay dos iguales en cuanto a habilidades. Son competitivos, son salvajes y desgraciadamente nadie sabe lo que pasa con ellos cuando al fin encuentran a su Chocaccíhuatl y le ponen fin. 
El único seguimiento que a veces se tiene de ellos es por medio de las Cihuanteteo y otras de mis criaturas poderosas: Los cóatl, que se dividen en familias o pequeños reinos. Los Xihucóatl son habitantes del corazón de la tierra, más precisamente de las zonas volcánicas. Les gusta el fuego, el calor y raras veces tratan con los seres humanos u otros seres ajenos a su comunidad. Se carazterizan por su carácter fuerte, en ocasiones demasiado soberbio y por su plumaje con todos los colores del fuego, aunque lo habitual es el rojo, el amarillo y el naranja y su alta temperatura corporal. Ellos vuelan por medio del aire caliente que contienen en áreas huecas a lo largo de sus pieles de serpiente y el veneno de sus colmillos, dependiendo de su estado de ánimo, puede pasar de ser tan caliente como el agua hirviente hasta incluso calcinar cual si fuera lava muy líquida. Los Mixcóatl son señores del agua y las nubes. Son los que más suelen interactuar con los humanos normales pues suelen cuidar y cargar sobre su lomo a los tlaloques durante las lluvias, nevadas y tormentas. Se caracterizan por un plumaje camaleónico que cambia a cualquier textura que pueda verse en una nube y a cualquier color que éstas adopten. Ellos manejan con facilidad la electricidad estática del ambiente, gracias a la cual también vuelan y son inmunes a los rayos, truenos y relámpagos, casi siempre tienen la piel húmeda o fría y su veneno, que también se ve afectado por su estado anímico, puede ser capaz desde sólo producir un escalofrío no letal, hasta matarte de hipotermia. Los Quetzalcóatl son la realeza de este reino, pues manejan cualquiera de las habilidades de sus hermanos y además tienen la capacidad de acelerar el proceso natural de crecimiento de las plantas y muchas otras especialidades. Tienden a ser protectoras con los seres humanos, pero se mantienen tras bambalinas y raras veces interactúan con humanos que no sean nahuales, hechiceros, brujos, magos, etcétera y a los cuales ellos enseñaron la magia en los tiempos más antiguos. Se caracterizan, a diferencia de sus hermanos de nubes y de fuego, por plumajes y carácteres distintos de acuerdo a su sexo: las hembras son mayoritariamente verdes, con algunas pintas amarillas, rojas, naranjas, y azules, mientras que los machos suelen tener un plumaje mayoritariamente rojo con pintas verdes, azules naranjas, amarillas e incluso doradas y plateadas en la melena del cuello. Ellas son amables, maternales y pacientes, ellos se parecen a los Xihucóatl porque son soberbios y necios.
...
Pues bueno, por hoy los dejo así picados, porque la verdad ya tengo mucho sueño y mañana hay que trabajar. Acepto preguntas y comentarios. No esperen que éste texto sea la octava maravilla, ya que lo he ido redactando sobre la marca, aunque seguramente lo corrija después.
Que tengan buena jornada, ¡Los quiero! Y gracias por seguirme leyendo.
Si les gusta, ¡compartan, que nada les cuesta! :D

martes, 26 de noviembre de 2013

Otro Copia y pega de mi metroblog... Hoy, "Viaje al Bajo Mictlán"

Viejas Glorias

Pues con la novedad de que hace algunos días reencontré entre mis curiosidades un fanfiction que escribí hace como diez años (uuuuuuuuuuuuuh!).

Para que tengan contexto, les diré que en aquél entonces el fenómeno de Harry Potter apenas iba agarrando vuelo acá en México, todavía no llegaba a su máximo apogeo, la espera entre los libros era una tortura para los fans y de hecho, por ese año yo estaba en un club (EL CLUB) de Harry Potter México.

Para no hacerles el cuento muy largo, a nadie nos cayó muy en gracia la muerte de Sirius Black. Yo ya había entrado al club con un personaje propio, llamado Jaguara Gutiérrez, y escribía bien feliz de la vida un fanfiction en que la joven nahualita tenía andanza y media en compañía de Harry Potter.

En pleno intermedio entre los libros 5 y 6, un verano si mal no recuerdo, hubo entre otras actividades del club pequeños concursos de distintas cosas, fanfiction entre ellos. Y de allí surgió "Viaje al bajo Mictlán".

Previamente, yo llevaba algo de tiempo escribiendo en mi fanfiction que mi personaje invitaba al trío maravilla a pasar las vacaciones de verano en México, pasando aventura y cuarto, pero con el final tan... no sé como decirlo... ¿desalmado o desangelado? del último libro, se me ocurrió enmendar a mi manera el asunto y allí se me prendió el foco para la historia.

Sobra decir que fue del gusto de mis amigos y motivo de orgullo para mí.

Sin embargo pasaron los años, el club se disolvió, papeles vienen y van, me cambié de domicilio, etcétera y el punto es que no recordaba dónde había quedado aquél querido "Viaje al bajo Mictlán".

Por fortuna, en tiempo reciente, lo encontré entre otros papeles. Lo tuve alguna vez guardado en una memoria usb y en una computadora, pero por desgracia aquellas valieron queso, así que esta ya viene a ser la única copia de la que dispongo, pero no será así por mucho.
En breve lo postearé aquí tal y como fue escrito en aquél entonces, para que vean que tan bien o qué tan mal andaba XD.
Mientras tanto, aquí seguimos.

Viaje al bajo Mictlán


A pesar de que Harry estaba feliz de ser libre de los Dursley por un verano más, no podía evitar sentirse terrible por la ausencia de Sirius. Jaguara por su parte, se sentía mal por todas las cosas feas que le había dicho la última vez que lo vio.
También tenía muchas dudas sobre su muerte. Despejó dos o tres con Hermione (no quiería levantar falsas esperanzas preguntando a Ron o al mismo Harry). Le intrigó bastante más la descripción del arco a través del cual había caído Sirius, pero no obtuvo más respuestas de ello.
Estas sin embargo llegaron del lugar y persona que menos esperaba: su maestra de Arte Marcial, doña Jose.
-¡Holgazanes! -les gritó en aquella ocasión- ¡Un día me he de hartar de todos ustedes y los voy a arrojar por la puerta al Mictlán!
-¿Qué? -preguntó Jaguara, descuido que le valió el "cercenamiento" y desaparición de su brazo derecho- ¿Puerta al Mictlán? -Asedió a la mujer con preguntas que dicho sea de paso, dieron tiempo a sus compañeros para fugarse de la clase.
La anciana, toda confundida, le explicó que se trataba de un antiguo portal que anteriormente había sido adorado por los ancestros como representante de la Muerte.
-Creo que es un punto de conexión entre el otro mundo y éste. Tú que puedes, ¿por qué no le preguntas a un inefable?
Eso fue exactamente lo que hizo Jaguara en la primera oportunidad que tuvo.
Habló con Gabriel, hombre aparentemente joven, pero de edad indefinida, antiguo amigo de su abuelo, el cual le explicó cosas bastante interesantes, como por ejemplo, que hay un portal por cultura y que si un vivo entra, se va a encontrar en...
-Llámalo Limbo, Nada, Mictlán... Conoces a alguien caído allí, ¿verdad? -Jaguara puso su mejor gesto suplicante:
-¿Qué posibilidades tengo de que me dejes entrar para rescatar a ese "alguien"?
Gabriel pensó unos instantes, luego le dijo que esperara y desapareció dejándola sola.
En lo que él regresaba, ella pudo examinar el portal. A diferencia del descrito por Hermione, éste era formado por dos quetzalcóatls negras de piedra que se mordían el cuello mutuamente, tenía decorados de flores naranjas y las cortinas que cubrían el paso eran púrpura.
Los murmullos que provenían de allí, llamaban a gritos a su curiosidad felina. Justo iba a burlarse de la ausencia de Gabriel y cruzar el portal sin autorización, cuando apareció éste.
-Veré qué puedo hacer -anunció Gabriel sonriendo-. Con antecedentes como los tuyos, no será difícil.
-¿Qué antecedentes? -preguntó Jaguara, intrigada- ¿De qué hablas? -Gabriel la ignoró y le indicó que regresara al recibir carta suya con más detalles.
-¿A dónde vas? -le preguntó Harry a Jaguara un par de días después al verla salir con una mochila blanca desgastada, la varita y el báculo a donde transfería los poderes de ésta a veces.
Jaguara respingó, pero se mantuvo serena y se inventó algo:
-Descansen ustedes que pueden -esta frase se había vuelto muy común en ella- Acabo de recibir una xicóatl de la oficina[1] y debo ir para allá.
-¿Es muy importante? -preguntó Harry. Ya la había visto salir así para regresar furiosa porque el problema resultaba ser una tontería.
¿Era importante?, se preguntó Jaguara. Hermione y Ron se les quedaron viendo a ambos. Jaguara contempló a sus amigos y se centró en Harry, al final contestó:
-Sí -sonrió- Muchísimo. No se preocupen, regresaré tan pronto acabe.
La nota de Gabriel le decía que llevara aquello que considerara útil. Además de comida y agua, embolsó también un par de pociones y dos o tres amuletos antiguos.
-Lo pensaste bien, ¿cierto? -le preguntó Gabriel, mientras la acompañaba al portal y le daba más cosas útiles, entre ellas dos pieles de xicóatl grandes y una poción cálida en un termo.
-Sí -contestó Jaguara con seguridad.
-Muy bien. De acuerdo a mis superiores y a tu historial, no deberías tener problemas.
-Un día te voy a obligar a que me hables de ese famoso "historial" que tengo -siseó mientras se despedía con la mano y atravesaba el arco negro.
De inmediato entendió la utilidad de las pieles luminosas: La oscuridad era tal que, si se alejaba de la luz que provenía del arco, no podía ver ni su mano frente a su cara.
-Al mal paso... -murmuró y emprendió la marcha. Había sonidos extraños y preocupantes a su alrededor. Desapareció de allí y reapareció en alguna parte de Londres para iniciar la búsqueda con ayuda de su olfato. Los nervios hicieron que se pusiera a tararear y se diera cuenta que, debido a eso, los sonidos se silenciaban, así que continuó.
No muy lejos de allí, Sirius estaba intrigado sobre su situación, pues llevaba mucho tiempo sin comer ni beber y no se había muerto. Lo que sí sentía con intensidad era un frío que iba en aumento. Jaguara dio con el aroma de él y de lo que lo rodeaba.
-¡Ay, no! -murmuró. Transfirió los poderes de su varita al báculo y como estaba muy cerca, se precipitó corriendo a toda velocidad. Sirius no se había dado cuenta de la cercanía de cuatro o cinco dementores hasta que Jaguara, con su piel de xicóatl, los hizo visibles[2] .
-¡Reacciona, Black! -le gritó mientras amenazaba a las criaturas con el báculo- ¡Defiéndete y luego hablamos!
Fue una pelea breve, pero al final, la ganaron.
-¿Pul-pulgosa? -preguntó Sirius, incrédulo. Le era difícil, pues la piel de xicóatl le daba un brillo sobrenatural a la chica. Sin previo aviso, le acomodó un buen zape en la nuca.
-¡Óyeme, cabrón! ¿Qué te pasa? -gritó ella contestando el zape con un coscorrón.
-No puedo creerlo -Jaguara lo ignoró. Sacó la otra piel de xicóatl y se la puso a él encima- ¿Qué es esto? -preguntó.
-Piel de serpiente-luz. Larga historia. Andando -emprendieron el camino de regreso.
Mientras, ella le explicaba a grandes rasgos dónde se hallaban y por dónde saldrían. Lo mantuvo callado con comida y agua. Sirius obviamente podía aparecer, pero era una distancia muy grande como para que se animara a intentarlo.
Más tarde, a las orillas del mar, ella consiguió convencer a una serpiente del Mictlán de que los llevara al otro lado del océano a cambio de que se quitaran las pieles luminosas. Pasado un largo tiempo, la serpiente le preguntó a Jaguara si ésta era quien cantaba y le recomendó que no lo volviera a hacer, pues las criaturas de ese mundo los acechaban a ambos.
Sin previo aviso, se dieron cuenta de que la serpiente empezaba a sumergirse en las negras y heladas aguas.
-¿Qué haces? -le gritó Sirius.
-Ya los han detectado. La única forma de escapar es por debajo, donde yo soy más veloz.
-Tal vez tú puedes respirar allá abajo, pero nosotros no -la criatura no los escuchó, terminando de sumergirse y apenas dándoles tiempo de tomar una última bocanada de aire y sujetarse con fuerza al plumaje del animal.
El medio acuático era más atemorizante que el de la superficie. Ciertamente el guardián de las aguas era más veloz sumergido, pero eso hacía difícil mantenerse bien sujeto.
En sí, aquel trayecto era como esas pesadillas en las que uno cae al agua, en que la peor parte es cuando pierdes el aire.
No podían verlo, pero sentían que había algo gigantesco y hambriento que los acechaba desde el fondo.
Hacía tanto frío. Sirius temblaba pero se mantenía bien sujeto.  Jaguara sin embargo, estaba aterida y cayendo en shock, se le escapaba el aire.
Dejó de tener dominio de su cuerpo. La última burbuja se le escapó sus dedos se soltaron y le cayó encima a Sirius, el cual trató de pegarle a la serpiente y hacerla emerger, pero hubo una brusca sacudida y él también fue arrastrado por la corriente junto con Jaguara.
Sentía la proximidad de la criatura del fondo y presintió que los esperaba de fauces abiertas.
Había sujetado a Jaguara por la camiseta, pero se le resbaló y la perdió. De pronto algo le pegó por la espalda y perdió el conocimiento.
Cuando abrió los ojos, se encontró tendido en tierra firme. La mochila tirada y abierta. Las pieles iluminaban mucho, de hecho podía ver. Se dio cuenta de que algo o alguien lo abrazaba de la cintura por detrás. Tocó las manos que se aferraban a él: estaban frías y con uñas como navajas, la izquierda tenía una cicatriz de quemadura en el dorso; era Jaguara.
Sin saber cómo, de repente se halló libre y de rodillas al lado de la chica y con la ropa seca como desierto. La miró: tenía los ojos abiertos, fijos y su piel morena estaba pálida, gris. La agitó del hombro, haciéndola quedar boca arriba. Se dio cuenta con horror que la parte inferior del cuerpo había sido arrancada. Vio que la poca sangre que aún manaba de éste era lo único que resaltaba en el piso arenoso y el agua.
Allá, debajo del agua, ella había reaccionado para protegerlo, sin conseguir salvarse ella. Se mordía los labios con dolor. Hacía mucho que estaba muerta. Sirius se alejó del cadáver y se sentó, ido. Quiso recostarse, pero no había suelo más allá y cayó de espaldas al abismo...
Gritó y abrió los ojos de golpe: había sido un sueño. Su propio brazo sobre su costado era el causante de la pesadilla. El oleaje lo empapó: Estaba solo. Pasado un momento escuchó un borboteo y después emergió la serpiente silbando, pero de la niña, ni rastro.
-¿Dónde estamos y dónde está Jaguara? -la criatura guardó silencio. De sus fauces chorreaba agua. Se irguió en toda su altura y empezó a agitarse, parecía estar tosiendo. Momentos después, abrió la boca y de ella cayó Jaguara, inconsciente.
-La gentileza no es una de tus virtudes, ¿cierto? -le recriminó por lo bajo al notar que la chica tenía una herida en la nuca. De la mochila enredada en su tobillo sacó las pieles de xicóatl. La tendió sobre una y él se colocó la otra encima.
-Ya cumplí con mi trabajo más allá de lo solicitado. Me voy -su tono se volvió irónico- Esperemos que el alma en esa niña siga siendo la suya -se sumergió y desapareció.
Sirius no tuvo que esperar mucho para que Jaguara despertara. Tenía unas ganas de agarrarla del pescuezo y... O abrazarla, decirle lo estúpida que era, lo mucho que se había preocupado y agradecerle lo que estaba haciendo por él, pero lo dejó así.
Tomaron un leve descanso hasta que ella se recuperó del frío con ayuda de la poción del termo -milagrosamente intacto- y reemprendieron la marcha.
Jaguara tomó a Sirius del hombro.
-Será mejor que aparezcamos a la capital, ¿te parece? -cuando reaparecieron, pudieron ver el portal como un rectangulito blanco a lo lejos.
-¿Por qué lo hiciste? -preguntó Sirius de pronto- Siempre nos tratamos mal...
-Pero no nos hacíamos daño. Es nuestro juego, nuestra naturaleza, ¿entiendes? Además, le haces falta a Harry.
Ya cerca del portal, Sirius le dio alcance a Jaguara y la abrazó por sorpresa.
-Jaguara... Gracias por... por todo...
Jaguara carraspeó con nerviosismo.
-Sirius... ¿No te vas a portar así allá afuera, verdad? Porque me estás asustando...
-Una vez allí, te desolló viva -bromeó él.
-Si me alcanzas -reviró ella encogiéndose de hombros- Me contento con que todo sea como siempre.
-Cuenta con ello -Sirius la soltó y atravesaron el arco.

-Dime que no estoy soñando -rogó él. Ella en respuesta le dio un pellizco en el codo.
Jaguara llamó a Gabriel, el cual los guió como si no pasara nada hasta la salida. Una vez fuera, usaron de nuevo la aparición para llegar a la posada de la abuela de Jaguara.
-Ya quiero ver sus caras -dijo ella. Luego, como de costumbre, fue derribada por su grifo Feather y su perro Peque, quienes le ahorraron la caminata hasta el interior.
Descubrieron que no había nadie más y dos notas: Una de instrucciones dejadas por la abuela y otra de los muchachos diciendo que habían huido de la anciana.
Mejor así, pensó Jaguara.
Les dio tiempo para cumplir los encargos de la abuela y de acomodar a Sirius. Jaguara le dio algo de ropa para ponerse después de darse un baño, después Sirius curioseó la casa y ayudó alimentando al perro y al grifo.
-¿Me comparas con este pobre pelón? -reclamó Sirius, rascando las orejas del enorme xoloitzcuintle.
-Si le das una poción crece-pelo, no notarías la diferencia -repuso ella.
Cumplidas las tareas, fueron a sus respectivas habitaciones a planchar oreja: Sirius hasta el día siguiente y Jaguara, escasas dos horas.
Hermione fue quien la despertó con tacto para que cenara, obviamente sin saber del nuevo invitado.
-¿Cómo te fue? -preguntó Harry en la cena.
-Nada mal, encontré lo perdido.
Al día siguiente todo empezó normal: La abuela hizo a Jaguara levantarse a las cinco y a Sirius diez minutos después para que pagara su estadía con servicios. Los muchachos, habituados al escándalo, siguieron durmiendo como si nada.
Como Ron no necesitaba el colgante traductor, Jaguara se lo entregó a Sirius para que pudiera entender las órdenes.
-Tu abuela me da miedo... -comentó Sirius- Me recuerda a mi madre.
A las seis y media tomaron un descanso. Ella salió a una última tarea, mientras Sirius bebía café y se ocultaba de la abuela con el periódico.
Una hora después, Harry, Ron y Hermione epezaron a despertarse para desayunar. Sirius escuchó gritos, risas, luego pasos y al final pasó Harry con vaqueros, tenis y la camisa del pijama en dirección al jardín trasero.
-¿A dónde tan arreglado y sin desayunar?  -bromeó Sirius. Harry lo ignoró y siguió de largo. Sirius sonrió dando un sorbo a su café. Cinco segundos después, Harry regresó con los ojos como platos. Se sentó a su lado y le tocó la cara y el hombro para cerciorarse de que era real. Al fin lo abrazó tan de repente que hizo que a Sirius se le cayera el café encima. Poco después bajaron Ron y Hermione.
-¡Ay, por Dios! -Exclamó Hermione. Entre risas y gritos se acercaron y asediaron al "muerto-no-muerto" con preguntas. Sirius les contó a grandes rasgos desde su pelea con Bellatrix hasta la aparición de "la pulgosa". En ese momento llegó la susodicha con un bulto al hombro y entre la punta de los dedos, un trapo mojado y maloliente.
-¡Mi playera! -dijo Harry lastimosamente.
-¿Qué hacía nadando en el charco más inmundo de todo Oaxaca? -preguntó Jaguara. Resulta que ésta se había volado del tendedero de la terraza. Harry se dirigía a tratar de alcanzarla antes de ver a su padrino. Jaguara le dio un golpe de varita y ésta se secó, pero quedó tiesa y más apestosa que antes. Se rieron mucho.
-Y... ¿dónde estabas? -preguntó Sirius al final.
-Fui por comida para perros -contestó ella con sorna-. Y la broma, Black, es sólo si te quieres poner la correa...
Sirius se le fue encima a Jaguara y Harry se metió a separarlos sin poder evitar reírse.
-¿De qué lado estás, Harry? -le gritaron en estereofónico.
Mientras trataban de separarlos, a Harry le vinieron a la cabeza todos los recuerdos de ésas peleas anteriores y la idea de que, por un momento, creyó que jamás los volvería a ver así. Su familia estaba completa de nuevo y así la pensaba conservar, costara lo que costara.

[1] En mi fanfiction, Jaguara ya es auror.
[2] En todo su natural y horrendo esplendor x_x

lunes, 25 de noviembre de 2013

¡Foto! Día de Fiaca, ida y vuelta en bicicleta, copia y pega de mi otro blog... Cansancio y muchos besos

Esta me da un poco medio bastante de vergüenza. No sé, simplemente no me gusta. Las ideas se me estaban acabando y ésta la sugirió la fotógrafa (Nótese que estoy subiendo de la última a la primera fotografía).
Sobre lo de hoy, bueno, no estuvo tan tan mal en ciertos aspectos: Para empezar decidí moverme en bicicleta hoy, ya que así hago 40 minutos, cuando en metro hago 45-50 dependiendo de los problemas que pueda haber y de mi velocidad de caminata de la estación al trabajo.
Esta vez sí me fijé perfectamente cómo era el trayecto, así que hice más o menos lo mismo de tiempo a la salida. Lo tristón fue que me tocaron mucha gente cansada y harta, así que no conseguí armar ni una sola cita de hoy para el miércoles.
Pasando a cosas más alegres, copio aquí, textual otro de mis últimos post en metroblog:


Viejas Glorias

Pues con la novedad de que hace algunos días reencontré entre mis curiosidades un fanfiction que escribí hace como diez años (uuuuuuuuuuuuuh!).

Para que tengan contexto, les diré que en aquél entonces el fenómeno de Harry Potter apenas iba agarrando vuelo acá en México, todavía no llegaba a su máximo apogeo, la espera entre los libros era una tortura para los fans y de hecho, por ese año yo estaba en un club (EL CLUB) de Harry Potter México.

Para no hacerles el cuento muy largo, a nadie nos cayó muy en gracia la muerte de Sirius Black. Yo ya había entrado al club con un personaje propio, llamado Jaguara Gutiérrez, y escribía bien feliz de la vida un fanfiction en que la joven nahualita tenía andanza y media en compañía de Harry Potter.

En pleno intermedio entre los libros 5 y 6, un verano si mal no recuerdo, hubo entre otras actividades del club pequeños concursos de distintas cosas, fanfiction entre ellos. Y de allí surgió "Viaje al bajo Mictlán".

Previamente, yo llevaba algo de tiempo escribiendo en mi fanfiction que mi personaje invitaba al trío maravilla a pasar las vacaciones de verano en México, pasando aventura y cuarto, pero con el final tan... no sé como decirlo... ¿desalmado o desangelado? del último libro, se me ocurrió enmendar a mi manera el asunto y allí se me prendió el foco para la historia.

Sobra decir que fue del gusto de mis amigos y motivo de orgullo para mí.

Sin embargo pasaron los años, el club se disolvió, papeles vienen y van, me cambié de domicilio, etcétera y el punto es que no recordaba dónde había quedado aquél querido "Viaje al bajo Mictlán".

Por fortuna, en tiempo reciente, lo encontré entre otros papeles. Lo tuve alguna vez guardado en una memoria usb y en una computadora, pero por desgracia aquellas valieron queso, así que esta ya viene a ser la única copia de la que dispongo, pero no será así por mucho.
En breve lo postearé aquí tal y como fue escrito en aquél entonces, para que vean que tan bien o qué tan mal andaba XD.
Mientras tanto, aquí seguimos.

Ya luego postearé aquí Viaje al Bajo Mictlán, tal y como lo hice en el otro, para que puedan leerlo y comentarlo.
Hasta la próxima. ¡Los Quiero!

martes, 19 de noviembre de 2013

Cazadora de Lloronas. Prefacio

Cazadora de Lloronas
Prefacio
Vaga en medio de la noche una joven en harapos, acompañada de dos pequeños alados...
No luce como una vagabunda cualquiera y sin embargo, la gente la ignora y la olvida como a cualquier persona en situación de calle.
Su figura es menuda, su cabello cortado de manera irregular le roza los hombros. Lleva una playera vieja demasiado grande para ella que tal vez fue blanca y una larga falda de baile folklórico cubierta de parches de donde sus pequeños pies descalzos asoman y desaparecen cada vez que da un paso.
A diferencia de cualquier otro vago, su andar es recto y seguro, como el de una actriz que simplemente está de camino al set de grabación después de haber sido maquillada... No balbucea incoherencias, no vacila al caminar, tampoco deja ese rastro olfativo a suciedad, alcohol, solvente u orines.
Los ojos de los animales callejeros y domésticos la siguen. Los pocos niños pequeños y bebés que viajan en brazos de sus padres a deshora balbucean, saludan al aire o se alborotan a su paso, para total sorpresa de sus progenitores.
Cerca de la joven se escucha el sonido constante de un par de aleteos sin que los adultos vean nada.
El reflejo en los enormes ojos de los gatos revela dos seres antropomorfos y alados que siguen el andar de la vagabunda que se desplaza por las calles oscuras en silencio.
Calle tras calle por el barrio colonial de la ciudad, la figura anda hasta detenerse en las puertas de un hospital de caridad.
La joven, casi niña aún, aspira profundamente el aroma de la noche antes de adentrarse en el halo de luz que ilumina el umbral de las puertas cerradas del hospital. Tal pareciera que lo que la ha llevado a ese lugar la atrajo por el simple olfato. Suspira luego con la misma intensidad, como para darse seguridad. Hay algo que tiene que hacer allí, aunque no quisiera hacerlo.
Empuja la puerta y al encontrarla cerrada, lanza una silenciosa mirada hacia uno de los seres que la acompañan. El ruido de aleteo se mueve hacia la puerta y se desvanece, siendo sustituido por el clic de la cerradura al abrirse.
Se introduce en el hospital y al ir a entornar la puerta, aparece la enfermera de guardia atraída por el sonido del cerrojo momentos antes.
A pesar de encontrarse frente a frente, la enfermera sólo mira a la vagabunda un segundo.
-¡Condenada puerta! -Maldice entre dientes mientras cierra de un jalón-Nos  ha de dar un susto peor un día de estos...
La intrusa no se ha entretenido ni paralizado en la puerta. Se adentra en el hospital casi vacío.
Pasa por algunas habitaciones con pobres criaturas desahuciadas, se escuchan sus débiles vocecitas pidiendo por ayuda y alivio. Algo parece detener a la joven además de los llantos.
-No -murmura con una voz silbante como la de una serpiente -Mi trabajo es otro aquí hoy. Déjalo a las cihuanteteo... ya no han de tardar.
En una habitación común casi vacía, cerca de la ventana, yace un muchacho muy malherido. Hace tres días que lo habían encontrado atropellado sin identificación o distintivo. Le salvaron la vida de milagro, aunque llevaba todo ese tiempo inconsciente, así que no habían podido averiguar nada de él.
Curiosamente, sus ojos se abren en cuanto la vagabunda traspone la puerta de la habitación. Se miran el uno al otro en silencio. Luego él fija la vista en el lejano reloj de pared que indica las once de la noche. No era hora para visitas, eso seguro. Pero ella era una bien recibida excepción.
-Cuánto tiempo sin verte, Milagros -murmura él con debilidad mientras consigue esbozar una pequeña sonrisa.
-Casi había olvidado ese nombre -responde ella, aproximándose a la cama del herido. No sonríe, ni demuestra preocupación o angustia.
-¿Qué fue de ti, Mili? -Inquirió él -¿Cómo pudieron echarte las monjas? ¡Dios! ¿Qué te han hecho?
-No fueron precisamente ellas, Rodrigo. Es algo difícil de explicar...
Guardan silencio, sumiéndose en sus pensamientos.
No se veían desde hacía años y ciertamente eran diferentes.
En ese entonces eran niños en el orfanato administrado por monjas. Rodrigo tenía algunos años en la institución. El día que conoció a Mili la encontró llorando en el pasillo mientras esperaba que la madre superiora la recibiera. La pobre criatura traía el brazo enyesado y gasas en varias partes del cuerpo. Su complexión escuálida, su mirada triste y... las heridas... Evocaban la muñequita de cierta canción infantil.
Rodrigo, que llevaba unas fotocopias a la oficina, la saludó gentilmente. Gran sorpresa se llevó al tender la mano para tocarle el hombro y ella respondió lanzándose súbitamente a sus brazos, derribando los papeles, sollozando de una manera que partía el corazón...
Las monjas de la oficina salieron con el alboroto de papeles y llanto. Al calmarse un poco, la niña fue guiada por Sor Rebeca, para ser evaluada psicológicamente en su despacho. Rodrigo recogió el material desparramado en dos segundos, lo entregó y se esfumó para regresar en cuanto vio a Sor Rebeca volver a la oficina principal para rendir su informe.
-No va a hablar en un largo rato -inició- Está muy dañada física y emocionalmente. Los informes policiales y médicos son lo más horrible que he visto en años, Madre. Habrá que tener fe y rezar para que se recupere correctamente. Tal vez entonces nos diga su nombre y si hay alguien más que la conozca y cuide de ella.
-¿Y mientras, qué? -Preguntó otra monja -¿No puede obtener de alguna forma esa información?
-Hermana Alicia -suspiró sor Rebeca con paciencia -nadie la conocía más que de vista en el lugar donde la rescataron. No encontraron mucho y casi todo era de la...madre. Dese cuenta de la forma en que nos miraba a nosotras, cómo no nos ha dejado tocarla. Parece tenerle fobia a su propio género y sinceramente, no es para menos -su rostro rebosaba ira contenida- Esa... ese... monstruo, remedo de mujer, hizo algo innombrable con ella y las otras dos criaturas. Tal vez nunca lo sepamos con seguridad, pero me atrevo a suponer que ella pudo ver todo lo ocurrido. Y si es así, reparar el daño tomará bastante tiempo. No puedo formatearla como a una computadora en dos días. Habrá que empezar ayudándola a recuperar confianza y que nos permita tocarla, que vea que no le haremos daño...
-Cierto -dijo la madre superiora-. La cosa está en que los únicos que han tenido contacto físico con ella han sido los del hospital de donde nos la enviaron, casi siempre mientras estaba sedada o inconsciente. La primera persona que tuvo contacto con ella al llegar esta mañana fue...
Rodrigo había escapado de allí como cuete. Y no era que se negara a ayudar, todo lo contrario, pero es que cuando la Madre Susana usaba ese tono, era porque sospechaba de su presencia. No sería de gran auxilio si iba a estar castigado (todo el mes hincado rezando en la capilla) por escuchar a escondidas...
Algo en la pobre criatura conmovió profundamente al niño, que además de la bienvenida, le brindó su amistad y ayuda, pero fue el único que lo hizo. El resto de los huérfanos evitaban acercarse a la hija de la "mata-niños", aunque no era necesario: Milagros buscaba la soledad de los huecos debajo de las escaleras, los rincones apartados del patio o el pasillo siempre vacío que llevaba a la azotea.
Hasta saber su auténtico nombre, las monjas habían optado por llamarla Milagros debido a la suerte de haber sobrevivido como lo había hecho y porque, aunque seguía reacia a hablar, la habían oído cantar y era un sonido divino... Además del nombre, le habían dado un rosario hecho de hilo de colores.
Muy a menudo se podía ver a Rodrigo defendiéndola de otros niños... sentado a su lado hablándole en sus escondites o durmiendo la siesta con la cabeza sobre los flacos muslos de la niña, mientras ésta cantaba suavemente para un bebé invisible en sus brazos...
-¿Qué paso? -insistió Rodrigo después de recordar todo aquello. Milagros se sentó en el borde de la cama del herido y murmuró su explicación:
- Vaga en la noche una joven con harapos, acompañada de dos pequeños alados, quien la ve, pronto la olvida...  Soy mitad humana y mitad Llorona... Mi madre, creyéndome muerta, se suicidó, mis  hermanos se volvieron tlaloques, ella Llorona y yo en cazadora. Me echaron del orfanato al creerme poseída, porque al oírme cantar, los niños graves, murieron...
Una tarde de invierno, Rodrigo y los otros niños fueron atraídos por el alboroto que tenían las monjas cerca de la puerta. Rezaban, gritaban algo sobre un demonio. Lanzaban agua bendita contra una figura diminuta y la empujaban hacia la puerta de la calle a punta de escoba: Era Milagros. Rodrigo nunca olvidaría ese día, ni el rostro, primero confuso, luego herido y molesto de su amiga al quedar en la calle. Él corrió para alcanzarla, consiguió escurrirse entre  sor Sofía y sor Helena que mantenían a los curiosos niños dentro del plantel. Quiso repetir la hazaña con la madre Susana y las otras hermanas,  pero apenas pasó cerca de sor Rebeca, llamando a su amiga, la religiosa lo atrapó e impidió su avance. Milagros se había detenido al escuchar la voz de Rodrigo que seguía batallando por liberarse.
-Sé que duele -susurró sor Rebeca en su oído -pero tienes que dejarla ir...
-¡No! ¿Por qué? -gritó Rodrigo desesperado. La hermana lo abrazó cariñosamente y con fuerza. A ella parecía dolerle también. La sintió tomar aire para responder su pregunta, pero en ese momento sor Alicia gritó:
-¡Vuelve adentro, niño y aléjate de ésa mala semilla de Satanás! -y agregó sin piedad alguna -¡El  fruto nunca cae lejos de su árbol. Tan monstruoso el engendro como su progenitora...
Rodrigo había sentido una lágrima de sor Rebeca caer sobre su hombro y vio a Milagros respingar. Medio segundo después, de un brusco jalón, la niña se arrancó el rosario del cuello y lo arrojó tras de sí al suelo para alejarse con paso firme calle abajo.
La Milagros nueva, la que ahora estaba ante él no había detenido su explicación.
-Las cihuanteteo, las Lloronas buenas, me acogieron y me enseñaron a ser cazadora, pues entre una de las Lloronas está mi madre, y así encontraré la libertad de mis hermanos y la mía...
Ella suspiró suavemente. Había llegado el momento de mostrarle el porqué de su expulsión del orfanato, su nueva naturaleza y lo que la había llevado hasta allí esa noche: Su cabello se volvió gris como la plata, al igual que los ojos y una de sus manos se transformó en una fantasmal garra de acero. Suspiró nuevamente y le acarició suavemente la frente, haciéndolo capaz de ver lo normalmente invisible: Pudo ver dos espíritus tlaloque revoloteando alrededor de la lámpara del techo. Uno muy parecido a Milagros llevaba un jarrón enorme entre los brazos y el otro, más moreno y grande, llevaba un mecate enrollado sujeto en la manita. También pudo ver a una o dos cihuanteteo deslizándose silenciosas por el corredor.
Rodrigo no mostró demasiado asombro, solo sonrió comprensivo.
-Eso explica varias cosas -murmuró- . Como el hecho de que luzcas de repente tan sobrenaturalmente linda...
-Ay, Rodrigo -respondió ella- ¿Por qué haces esto? No vas a conseguir más tiempo con eso...
-¿Tiempo? - Exclamó en el tono más alto que se lo permitían sus heridos pulmones- ¡Mírame! Lo que menos busco es eso -había ido bajando el tono de escándalo a dolor. Luego agregó con dulcísimo y apenado acento- : Es solo que... Haz cambiado tanto, tanto -se perdió entre sus ideas en voz alta- . Éramos niños tan diferentes... Tan necesitada de afecto, compasión, compañía, calor humano... Pero tus ojos, tus ojos entregaban lo que tú jamás recibiste. Ahora... Pero no importa... Quiero que sepas que lo que digo es verdad ¡qué linda eres! No quería quedarme sin decirlo... ¡Vamos Mili! Si has venido por algo, hazlo... Además, lo necesitas ¿no es cierto? - ella había creído que el leve gruñido de su estómago pasaría desapercibido, pero no- ¡Por favor, Mili! - suplicó- . Me duele y mucho. Por favor...
La máscara de impasibilidad de ella se mantuvo intacta, pero el armazón de su cuerpo se cimbraba y los pulmones se ahogaban ante el pétreo nudo de su garganta. Pero el hambre... la maldita hambre...
Se levantó de golpe dándole la espalda a él.
-Fuera - silbó de repente con la voz áspera por el nudo de su garganta.
Los tlaloques pararon de dar vueltas. Mili abrió la ventila del cuarto de golpe y, aunque algo sentidos, los grises querubines abandonaron la habitación.
Ya solos, ella respiró conteniendo trabajosamente un lamento. Al dar de nuevo la vuelta lucía triste pero decidida. Se acercó nuevamente a la cama y apoyó la rodilla derecha en el colchón, la mano izquierda a un lado de la almohada y la zarpa sobre el pecho de él. Como no era un espectro completo, dependía de su poco peso para hacer atravesar la garra... Cerró los ojos y así, lo sintió temblar de dolor.
En el momento en el que Mili empezaba a hacer presión, Rodrigo deslizó súbitamente su mano para tomar la  que quedaba libre de ella y que se apoyaba al lado de la almohada. La sorpresa hizo que Milagros perdiera concentración y apoyara ambos antebrazos. Él sólo tuvo que alzar la cabeza unos pocos centímetros y la besó en los labios.
El contacto causó extraña empatía: Milagros pudo sentir todos los huesos rotos y demás heridas del cuerpo como propias. Intentó apretar la garra un poco más, pero desistió al sentir un leve quejido contenido de dolor.
Las lágrimas superaron los párpados obstinadamente cerrados de ella. Por primera vez en muchos años estaba llorando: arrepentimiento, dolor, pena. La garra volvió a ser delgada mano. No tenía lo necesario para hacerlo sufrir así. Entonces envió ese poder arrebatador de almas a su pecho. Apretó la mano contra la de él mientras un nota larga, tranquila y apaciguante pasaba de la garganta de ella al corazón de él y que, cual mano de ladrón, arrebató con cuidado aquella valiosa alma que, después de ser despojada de su "esencia" energética y pesada, fue conducida al borde del otro mundo.
Todo era negro. El alma de la cazadora había guiado a la de Rodrigo a las puertas del Mictlán.
-De este punto no puedo pasar ya -explicó ella en voz baja, para evitar que se le quebrara la voz-. Tendrás que continuar solo desde aquí.
El dolor se había ido y una agradable tranquilidad invadía a Rodrigo.
-Sé fuerte -le dijo a Mili-. Lo necesitarás para encontrar a esa Llorona y ser libre.
-Si muero, ¿vendrás a buscarme aquí, a las puertas del Mictlán? -las lágrimas no paraban de manar. Él acarició las mejillas húmedas y la abrazó.
-Sin lugar a dudas -aseguró- . Siempre rogué por verte de nuevo y como sea, viniste. No cualquiera. Yo sé que puedes. Sé fuerte.
Milagros regresó a su cuerpo de golpe, justo después de que el corazón y cuerpo dejaran de funcionar definitivamente.
Rápida y cuidadosamente, alisó los huecos que su peso había dejado sobre las sábanas y las lágrimas que habían caído sobre las mejillas de Rodrigo. Salió en el momento en el que la enfermera de guardia entraba. Nuevamente la mujer la miró desconcertada por un segundo y luego su mente la borró. Rodrigo presentaba el tranquilo aspecto de aquel que muere durmiendo.
Mientras la mujer aplicaba la reanimación y pedía ayuda, Milagros salió de la habitación y regresó jalando del brazo a una cihuanteteo a la cual le murmuró algo al oído. El fantasma, inadvertidamente, tomó la hoja de datos de los pies de la cama y le agregó lo faltante: El nombre de pila del muchacho y las señas del orfanato Nuestra Señora del Socorro, que no quedaba muy lejano del hospital. Una última lágrima se le escapó antes irse al ver un viejo y enmendado rosario de hilo que la enfermera sacó del cajón de la mesa de noche y que amarró en la muñeca del ahora difunto.
"Vaga en la noche una joven con harapos, acompañada de dos pequeños alados".

Y aquí está, la historia que ha dado inicio a toda mi locura. Tal vez en un principio no les sea tan fácil de entender y les quedarán muchas preguntas, pero ese es el chiste, que se van respondiendo solas más adelante. Disfrútenlo y buenas noches a todos.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Fotitos

Aquí estrenando la facilidad de postear mis fotos más fácilmente, así que procuraré poner una en cada post a partir de ahora para que (ya en serio, ahora sí) las vayan viendo. Se que lo había prometido varias veces, pero es que luego se tardan una vida en subirse todo para que a la mera hora me salgan conque "es demasiado grande" o el formato no es el adecuado, etc.
Ya luego experimentaré con los videos, pero vamos por partes.
Pasando a mi situación laboral, puede decirse que estoy algo más segura y contenta. Hoy, el que viene a ser mi tercer día en Kivac, finalmente conseguí programar mi primera cita... Ahora sólo me queda rezar para que se presenten los invitados a la misma y todavía más, conseguir que se realice la venta, pero eso ya está en otras manos además de las de Dios.

Quiero ir mejorando lo más posible para no estancarme ni verme conformista, para poder hacerme de más cosas que hacen falta en casa y en fin, no verme en aprietos o con el agua al cuello tan a menudo. No es cómodo y no es agradable.
En fin. Ya se verá lo que valgo o no para este trabajo, pero no es cosa de un día. Esperemos lo mejor.
Hasta la próxima.

Estrenando... Otra vez

Pues dado el hecho de que metroblog.com se está llendo a pique y que aunque publico, raras veces recibo visitas (pese a las mejores intenciones de mis amigos y familia de visitarme) y es difícil dejar comentarios, me decidí a abrir esta nueva cuenta que considero algo más accesible para el público en general. 
Espero que de verdad les guste, porque ¿qué es de un escritor sin lectores? Iré reposteando en este blog todo lo que tengo en el otro actualmente y ya dependiendo de la reacción general, será que cierre mi cuenta de metroblog.
De todas formas, dejo enlace todavía de la otra cuenta para que vean lo que allí hay.
Gracias a mis amigos y familia que hayan alcanzado a leer mi página en metroblog, espero de verdad facilitarles el acceso a mi material en esta nueve "casita"
Saludos y los quiero.
www.meztonopochtli.metroblog.com