jueves, 30 de octubre de 2014

O_O Descubrimientos no muy buenos...





¡No se me espanten, no es algo de vida o muerte! Es sólo que, si se dan una vuelta por las entradas más antiguas de este blog, descubrirán que he ido borrando las que no tienen nada que ver con el tema (tranquilos, las corté y las pegué en El Bote de las Ideas Sueltas, mi nuevo blog, de temas más variados) y yo misma, haciendo revisión, me fijo en que, de las 81 entradas de la lista, unas muy poquitas tienen que ver con Cazadora de Lloronas (O_o) (O///O)  y por lo tanto, al menos por el momento, en lo que "alimento" apropiadamente este blog, el pobrecito se va a ver algo escualidito, muy acorde con estas fechas de difuntos... ¡Es un zombie! ¿O será que mi cazadora de lloronas se transformó en el blog y por eso está tan flaquito? XD
Paciencia, no hay más ciencia, mis lectores. En breve ya todo estará en orden y sin problemas.
Gracias por sus lecturas y hasta muy pronto.

 

martes, 28 de octubre de 2014

¡Bienvenidos sean al nuevo aspecto del blog!

Espero que les guste.
Escogí una paleta algo melancólica debido a que es el color que más relaciono con Jacinta. 
Estoy reconsiderando la posibilidad de editar todas las entradas relacionadas a "Cazadora de Lloronas" para postearlas nuevamente y que además queden juntas las entradas (una después de la otra), pero igual, "La paciencia, es una virtud", porque en este momento no estoy trabajando desde la computadora de casa y por lo tanto, no tengo ninguno de mis archivos al alcance para editarlos.
Sí que he guardado copia de varios en el OneDrive, pero no son precisamente los que quiero trabajar, sino los textos ya editados o con los que al menos ya me siento a gusto y que me daría mucho coraje que se perdieran, porque sería bastante más que una tarde completa de trabajo...
También estoy pensando en quitar de plano todas las otras entradas que no vienen al caso y ponerlas en un blog aparte o de plano eliminarlas, eso ya lo consultaré con la almohada esta noche, aunque considero bastante el hacerlo, pese a que sería más trabajo el hacerme cargo de dos blogs. ¡A ver si no acabo descuidando uno por andar al pendiente del otro y eso!
En fin, por el momento me despido, deseándoles una gran semana. ¡Mil abrazos y besos y gracias por seguirme leyendo! ¡Hasta la próxima!

jueves, 23 de octubre de 2014

Es de Humanos errar, y de Sabios recapacitar...

Hoy me he puesto a releer la mayor parte de mis entradas del blog, la verdad es que hay muchas que creo están de más y muchas, la mayoría, no tienen nada que ver con el tema del blog.
No pienso retirarlas, porque como sea, forman parte de él. 
Lo que sí pienso hacer y corregir es el seguir donde me quedé en cuanto a témática. Sé que no será perfecta, que esto, que aquello, pero simplemente, lo que ponga a partir de ahora, pretendo que tenga que ver, como mínimo, con mitos y leyendas mexicanos, además de las fichas técnicas de los personajes y criaturas que manejo en mi historia, para que así puedan irse familiarizando con ellos. 
Creo también adecuado el regresar a una tipografía más de molde, pues aunque la que he usado hasta ahora es muy de mi gusto y se parece a mi caligrafía manuscrita real, la verdad es que seguro les resulta algo pesada de leer.
Por supuesto que estos cambios no se darán todos de golpe, porque ni me es posible, ni lo creo adecuado, porque no le pondría la debida atención a los detalles.
Gracias por haberme aguantado tanta locura y divagaciones desde hace tanto tiempo. Realmente se los agradezco.
Por hoy, de momento, es todo. Esaremos en contacto pronto y recuerden que los quiero mucho.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Recuerdo de un sueño extraño...



No soy mucho de las que analizan cada uno de sus sueños, pero cuando pasa del mediodía y la mayoría de lo que soñé sigue "fresco" , lo suficiente como para escribirlo, creo que es por algo. En este caso quisiera saber si alguien puede decirme lo que significa éste:

Hasta donde consigo recordar, ibamos otra persona y yo a visitar a un amigo mío, Arturo (¡Hey, Arturo, Saludos!) a su casa (que en el sueño era en el edificio y el departamento de una vecina de la unidad habitacional donde vivo).
Creo que quien me acompañaba en el sueño era mi hijo, sólo que más crecido, pero no estoy segura.
Subimos al tercer piso del edificio y saludamos a mi amigo y a su mujer, que estaban en la sala-comedor (la distribución del departamento era más amplia y diferente que la del lugar real). En la vida real no sólo no conozco a la mujer, sino que además, viven lejísimos de donde yo vivo. Ella me recibe con mala cara y justamente yo hago referencia a que no debe encelarse porque yo no sólo tengo pareja, sino vengo a discutir asuntos de trabajo con su esposo y de remate, vengo acompañada.
No recuerdo a honras de qué, mi acompañante y yo salimos a la escalera, que es externa al edificio. Recargados en una de las barandillas, mirando alrededor, señalé a mi acompañante un ave grande que se acercaba volando. Era una guacamaya roja. El ave se posó en el barandal que está en dirección a mi edificio, pero seguía aleteando.
Yo me acerqué despacio comentando a mi acompañante que no se asustara, porque sabía cómo tratar con esos animales por experiencia de un trabajo anterior (cosa que es cierta). Acerqué la mano, aunque mantuve el cuerpo algo agachado y lejos. El animal se encaramó a mi puño derecho (soy zurda, así que si algo entraña riesgo físico, prefiero no dañarme la mano con la que escribo). Se sujetó muy fuerte de mi mano. Comenté que ya había visto al ave volando por la zona, sólo que nunca la había visto de cerca.
Le acaricié la cabeza con la mano izquierda y el ave buscó el contacto como desesperada, como si me conociera o como si llevara mucho tiempo sin recibir afecto. Acercó y frotó su cabeza contra mi mano, movió el cuello para que mi mano se deslizara hacia su nuca y hacia su espalda y ella frotaba su cabeza contra mi pecho, mi cuello, mi mejilla. Incluso llegó un momento en que extendió un poco las alas (más grandes de lo normal en ese tipo de aves) y puede decirse que me abrazó un poco con ellas. Yo le correspondía los mimos y le hablaba como suelo hacerlo a los animales que me simpatizan.
Pasado un rato el ave se calmó un poco y se enderezó en mi puño, meneando la cabeza como suelen hacerlo estos animales cuando se divierten o están a gusto. Yo me había dado la vuelta y me había desplazado al otro barandal, quedando justo al frente de la puerta de la “casa” de mi amigo. La guacamaya volvió a acercar su cabeza a la mía por mi derecha y su pico quedó al lado de mi oreja (esto lo vi yo como si fuera mi acompañante) y vi que el ave movía un poco el pico e imitaba a su manera el sonido de una persona murmurando.
Regresé a mi cuerpo y comenté en voz alta (un poco en broma) que tal vez quería decir algo y el ave respondió meneándose de arriba-abajo, de una forma que debo interpretar como  afirmativa. Volvió a acercar su pico a mi oído, pero igual que antes, sólo imitó un sonido de murmullo confidente.
Creo que le dije que se lo tomara con calma, que no corría prisa y creo que cerré los ojos un momento, disfrutando el frescor del caer de la tarde.
Entonces, recuerdo que sentí mayor presión, repentina, en mi mano por parte del ave, que me encajó las garras en el puño. Abrí los ojos y la guacamaya ya no estaba, pero la presión de sus patas seguía. Al mirar alrededor y al pie del edificio, vimos que un ocelote era el que me lo había arrebatado  (como si hubiera saltado desde detrás de mí, del otro barandal que tenía un par de metros atrás) y ahora tenía al ave contra el suelo.
Creo que mi acompañante dijo algo como “¡Ay, no, pobrecito!” y yo creo haberle contestado algo como “Pues sí. Creo, es un ocelote.  Así son las cosas. Era natural que se lo llevara. En estado salvaje los ocelotes cazan guacamayas…”
Cuando retrocedí, aún agarrada del barandal, después de dar un último vistazo a la escena del felino y el ave, descubrí que la sangre (rojo casi negro) del guacamayo salía por donde debían estar sus patas y descubrí que yo aún las tenía aferradas a mi puño derecho.
Traté de zafarlas metiendo mi dedo debajo de una de las garras, pero la uña estaba encajada muy fuertemente. Le extendí la mano a mi acompañante, que también trató de zafar la presa sin lograrlo y acabamos entrando al departamento de mi amigo, que seguía de pie tras la mesa grande y de madera oscura del comedor y su mujer estaba cerca, por la barra de la cocina.
No recuerdo si le explicamos cómo o qué pasó, pero sí recuerdo que le extendí la mano. De hecho, recuerdo que le hablé o lo traté como a mi jefe de cuando estaba a cargo de las aves en el parque. Y mi amigo sí pudo zafarme las dos patas y las garras de mi mano. Recuerdo que froté las heridas, que no sangraban, pero sí eran incómodas. Algo así como si me hubiera sujetado una pinza de cabello a la mano por mucho tiempo.
Luego ya no estoy segura de qué pasó. Sé que algo dije y algo me respondió, pero no lo recuerdo, porque en ese momento me desperté.  

Como digo, no soy de las que llevan diario de sueños, que me desvivo queriendo averiguar los significados de lo que sale de mi cabeza y esas cosas, pero en serio, cuando un sueño prevalece en mi memoria lo suficiente como para que lo escriba o en todo caso más allá del mediodía sin que lo olvide, no puedo negar que me vence la curiosidad al respecto. Y si además interfieren en dicho sueño personas que conozco o animales que me significan algo (la guacamaya me hace pensar en Martina, una de las aves que cuidaba en el parque Batán hace más de siete años y era muy cariñosa y el ocelote, bueno, la verdad es que me gustan mucho los felinos de todo tipo y tamaño, pero los que son mexicanos, los adoro mucho más), enctonces ¡peor tantito!
Si alguno de ustedes, queridos lectores, tiene conocimientos en la materia y fuera tan amable de ayudarme a desentrañar el pequeño misterio, estoy abierta a escuchar interpretaciones e incluso teorías.
Yo por ahí había leído que los loros, guacamayas y esa variedad de aves por lo general representan a una persona chismosa, pero de verdad les juro que este animalito era de lo más dulce y cariñoso, que no creo que éste sea el caso.
¡En fin, sólo quería compartir esto con ustedes hoy! Gracias por seguir leyendo mis locuras, que tengan excelente semana y recuerden:
¡LOS QUIERO MUCHO!