miércoles, 8 de abril de 2020

Resucitando

Tratando de reconectar con la escritura, así que aquí vamos.
NOTAS IMPORTANTES:
1. Lo que voy a postear ahora es un simple ejercicio, mismo que puede o no convertirse en canon en la historia.
1b. Son ideas sueltas, así que puede o puede no ser continuada en una siguiente publicación.
2. Literalmente, voy a escribir a ciegas (mecanografía al tacto) por lo tanto, los errores (y horrores) son de esperarse.
3. Acepto críticas. Nomás no se manchen, busco algo constructivo.
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Esa noche, mientras los fantasmas se paseaban por el museo en relativa calma, después de visitar a Donovan, Séraphin hizo acopio de valor y se acercó a Codicia. No se había aproximado a él desde lo ocurrido a su hermano.

No sabía lo que iba a encontrar, pero lo que fue, resultó mucho peor, pues le partía el corazón:
La cáscara vacía de lo que alguna vez había sido Matteo, el ladrón, la mente criminal que tantos hurtos había planeado, tenía el pedestal rodeado de una colección de basurilla brillante de la cual una urraca se hubiera sentido orgullosa.

A los pies de Envie estaba Aldo, con los cordones de su mano restante tan holgados que podía aferrarse a la mano de su mellizo y aovillado en el piso como un cachorro al mismo tiempo. Parecía haber llorado ya toda lágrima disponible en su alma y ahora sólo le quedaba sollozar.

"Per favore, non essere più arrabbiato con me ... parla con me ... Matteo, per favore ..." , susurraba Aldo, en tono suplicante.
 
Comparado con Séraphin, Aldo era un niño: había muerto ni bien había alcanzado legalmente la edad adulta.

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So sorry, gente, hasta aquí llegué esta vez...

Espero ir progresando. Agradezco su paciencia y apoyo

Nos vemos la próxima vez




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